miércoles, 25 de agosto de 2010

Altamira, Lascaux y sus respectivas réplicas


Nada se tienen que envidiar estas dos cavidades. Para empezar, no son simples grutas, sino museos vivos que hay que conservar. Los franceses tuvieron que cerrar Lascaux hace ya 50 años por culpa de los microorganismos que estaban deteriorando sus pinturas. En Cantabria (España) empezó a ocurrir lo mismo en Altamira, pero se atajó a tiempo el problema.
En Lascaux ahora solo vemos una réplica de la cueva original, con importantes pinturas de caballos y ciervos, fundamentalmente. También en Altamira solo podemos ver una réplica, que permite apreciar las características fundamentales de la cueva y, sobre todo, sus frescos de bisontes.
Sin entrar a debatir la primacía de una u otra, lo cierto es que la mejor manera de garantizar el futuro de las pinturas de ambas cavidades es mantenerlas cerradas al público. Los franceses lo tienen claro, mientras que los españoles empiezan a frivolizar el riesgo de pérdida (irreparable) de las pinturas.
Si bien las répicas no transmiten las mismas sensaciones que el original, no cabe duda que para el profano son suficiente reclamo para su interés, logrando el objetivo primordial de la divulgación científica y artística. Porque no olvidemos que ambas cuevas son museos de arte, antes de cuevas en sí mismas. La maravilla que atesoran debe preservarse el tiempo que sea necesario, mientras las copias nos permiten vislumbrar su majestuosidad.

lunes, 23 de agosto de 2010

Trogloditismo francés

No busco el insulto en el título de esta entradilla, sino que pienso hablar del hallazgo que hace unas semanas he hecho en el interior de Francia. A lo largo de la ribera del Loira y del Vézère se encuentran numerosos usos troglodíticos de sus roquedos. Normalmente tobas del Mesozoico final y Cenozoicas, los habitantes han venido aprovechando su fácil excavabilidad y capacidad portante para su refugio y uso general.
Desde bodegas hasta cultivo de champiñones, pasando por viviendas, canteras, ermitas, graneros o simples establos, incluso zoológicos, muchos han sido los destinos temporales o definitivos de estas grutas o semigrutas artificiales excavadas por sus moradores desde tiempos neolíticos. Algunos lugares en Francia, como Madeleine, Jonas o Saint Christophe han venido usándose a lo largo de la historia por diferentes culturas.
El trogloditismo no es único de Francia. Todos los territorios en los que existan rocas karstificables o susceptibles de excavar permiten su potencial uso troglodítico o rupestre, como se le denomina en algunos lugares (Turquía, Inglaterra...). También en España era habitual este tipo de viviendas y aún hoy existen puntos en Andalucía donde siguen utilizándose como residencia habitual. Hasta Canarias ha hecho un uso troglodítico de sus jameos (tubos volcánicos accesibles desde la superficie), aunque más enfocado al refugio pastoril o al abastecimiento de agua.
Además de los animales cavernícolas, los primeros usuarios de las grutas fueron nuestros ancestros del género Homo. Pero la utilización pormenorizada de estas excavaciones no se realiza hasta la Edad Media, donde se pasa del simple acomodo de las pequeñas edificaciones anexas a la roca a la edificación interior propiamente dicha. Si estos lugares fueron abandonados ha sido a causa probablemente de la complejidad en la que ha ido cayendo la microeconomía de estas estonces pequeñas sociedades. Curioso, pues no existe nada más eficaz energéticamente (y a la larga, económicamente) que una vivienda troglodítica, en detrimento de las viviendas que utilizamos la mayoría hoy en día.
Os presento unas fotos de Les Cathèdrales Troglos des Perrières, en Doué-la-Fontaine, donde se muestran usos modernos de estas originales arquitecturas (museografía, exposiciones, espectáculos, cine...). Por cierto, en esta localidad aún existen numerosas viviendas troglodíticas, caracterizadas por asomar sólo su chimenea del subsuelo, cual periscopio.
Muy recomendable, por cierto, el libro de Marc Nagels "Les troglodytes en val de Loire", Editions Ouest-France y cuya última edición es del año 2009.